Cuando él ya estaba a mi lado, tomé el tronco con la necesidad de una sola mano, y lo lanze lejos en dirección al bosque.
Su rostro era una mezcla, entre impresión y miedo, los dos a la vez. Me miraba a mí con un poco de miedo y un poco de amor.
-¿Tienes miedo?- le pregunté- hice lo que me pediste.¿Que quieres que hága ahora?¿correr, romper, qué?- le pregunté.
Estaba demasiado impresionado para poder hablar. Me sentía un monstruo, de la peor clase.
-¿Me tienes miedo?- le pregunté casi gritando.
Su vos fué delicada... asustada- No- respondió y yo negué co la cabeza.
- Deberías tenerlo- aseguré- Yo soy una vampira, soy la depredadora más peligrosa del mundo entéro. Soy una asesina.
- No lo eres- me dijo.
-¿Para qué te mientes a ti mismo?- pregunté- podría haberte matado hace mucho, y ¿dices que no soy una asesina?
- No lo eres- repitió.
- He matado mucha gente anteriormente- admití- soy un monstruo, tu eres mi presa. Hací es mi naturaleza, y debes aceptarlo. No debo estar contigo, y tu tampoco conmigo.
- Eso puede cambiar- dijo muy seguro de lo que decía.
Tomé un trago de aire puro, el viento sopló en mi dirección. El viento trajo consigo el olor a sangra pura de Jasper. Luché contra mi monstruo interior. Su olor despertaba al monstruo en mi interior, me hacía querer matarlo... ahi mismo. Era algo que me hacía odiarlo, por querer matarlo tan intensamente. Su olor me quemaba la garganta... Era insoportable... Su aróma era distinto al resto, era delicioso. Me di cuenta que estaba sedienta... de sangre... humana. El monstruo en mi interior me decía que lo atacara. Pero, yo no quería ser un monstruo. Pasamos años de años mezclandonos entre los humanos... Sin hacerle daño a ninguno... Y tenía que ser él. Tenía que ser él, el que despertara al monstruo que llevo dentro, tenía que ser él, el que despertaba a la verdadera vampira que soy... Y no estoy orgullosa de serlo.
Que los humanos nos tengan miedo... Que atraigamos a nuestras presas por nuestra belleza sobrehumana... Beber sangre... Aunque no he probado sangre humana, si la he olido. La he olido hace mas de un siglo completo.
- Nada va a cambiar- le dije muy segura de mi misma- segiré siendo vampira... Y tu... un simple, y débil humano. No quiero guiarte a la muerte, Jasper.
- Lo sé, sé que no quieres hacerlo- aseguró- pero, eso no significa que te alejes de mí.
Hice una gesto de desaprobacion- Algún día tendre que irme
- No te vallas- me pidó tomando mi mano- no me dejes.
- No puedo permanecer mucho tiempo en un lugar exacto, Jasper- le dije- Es porque soy inmortal. Notarían que no crecemos.
- Para mi siempre serás igual.
- Para todos- solté una risita entre dientes.
Soltó mi mano. A lo lejos, comenzé a escuchar pasos. Pasos de vampiros, reconocería si fueran de algún miembro de mi familia... Pero estos pasos eran distintos. Me dí vuelta, dándole la espalda a Jasper, mirando el bosque.
-¿April?-pregunó Jasper-¿que sucede?
No le respondí, estaba muy concentrada en fijarme del rostro del vampiro decnocido que se acercaba a nosotros. Y vi su rostro, tenía los ojos rojos por la sangre humana. Seguramente era una neófita (humana recién convertida)Corría en nuestra dirección, me había visto.
- Siento traerte hasta aquí- le dije con mucha angustia.
-¿De que hablas?- dijo con voz suave- April, dime que ésta pasando ahora mismo.
- Es una neófita- le dije.
-¿Neófita?- preguntó confundido.
- Vampira recién convertida- le exlique- Debo sacarte de aquí. Te llevaré a mi casa, solo por un momento. Etarás bien, lo prometo- le dije
Rápidamente lo subí a mi espalda, y en menos de un segundo ya estabamos en casa. Se encontraba un poco mareado, lo bajé, no pesaba nada, era como tomar una hoja de papel.
-¿Estás bien?- le pregunté al ver su rostro pálido.
- Solo un poco mareado... Pero bien- aseguró.
Lamentaba en serio lo que estaba a punto de ocurrír. La neóita lo mataría, y todo sería por mi culpa.
-¡April!- gritó Alex cuando llegé. Di vuelta mi cara en su dirección.
- Es una neófita- le dije de inmediato.
-¿Qué?- dijo Alex.
-¡Como escuchaste!- le dije casi gritando- Hay que sacarlo de aquí- le dije.
- Claro- me dijo.
Tomó la mano de Jasper para ver sus recuerdos. Él veía y mostraba sus recuerdo y los del resto.
- April- me dijo Jasper.
- Está todo bien, Jasper. Solo quiere ver tus recuerdos- aseguré.
-¿Ver mis recuerdos?- preguntó.
- Tal como escuchaste- le dije.
- April- me dijo Alex.
-¿Qué ocúrre?- le pregunté.
- Sus recuerdos... no lógro verlos- me aseguró- algo me lo impíde.
¿No podía ver sus recuerdos? Tal vez por eso Jake no podía leer su mente. Y tal vez por eso Mady no lo pudo ver en una de sus visiones del futuro.¿Qué había en Jasper, que ninguno podía utilizar su don en él?
-¿Hay algo malo en mi?- preguntó Jasper.
- No lo créo...- dijo Alex- Pero... De extraño... lo es - aseguró.
domingo, 25 de octubre de 2009
viernes, 16 de octubre de 2009
Capítulo n°3 Enamorada
- Es que tú no me entiendes- aseguré casi gritando y alejándome de él- Si tan sólo supieras....
-¿Saber qué?- preguntó.
- Es exactamente eso, no puedes saber- le dije- no és solo un secreto, és... es mi vida- admití.
Él se volvío a acercar a mí, pero ahora caminaba lentamente hacia mí. Cuando me alcanzó, púso sus manos alrededor de mi cintúra, y me acercó a él. Nunca me había dado cuenta de su olor a casi sangre. Debía quitarmelo de encima, para quitar también su olor sangriento. Pero, algo me lo impedía.
- Jasper- le dije. Respiré ondo e ihnale su exquisito olor rojo. Mis ojos cambiaron bruscamente de color café dorado a un rójo intenso. Él se dió cuenta, y me soltó de sus brazos.
-¿Que tiénes en tus ojos?- preguntó-¿Úsas lentes de contacto rojos?
- No... son las luces... naturález las que cambian mi color de ojos- inventé.
-¿Luces naturalez?
-¿Nos has oído hablar de ellas?- pregunté.
- Ahora que lo dices... no, no he oído hablar de eso- admitió.
- Qué extraño- dije yó.
- Si que lo és- aseguró.
El olor se esfumó junto con la sed de sangre. No podía hacerle daño a él porque lo amaba. Ahora él era mi vida, mi ser... era mi alma si es que tenía una. Realmente lo amaba, lo amaba tanto que pensé que si estaría a mi lado le haría demasiado daño... Debía irme... Pero no a casa... Más dentro del bosque donde mingún humano pudiera encontrarme... Al corazón del bosque. Pero no podía dejarlo, no podía separarme de él. Quería estar con él para siempre, para toda la eternidad... para siempre.
- Jasper- le dije.
-¿Qué ocurre?- preguntó.
- Debo irme- le dije- Pero no a casa- aseguré.
- Y...¿dónde quieres ir?- preguntó a mi respuesta.
El era diferente, el era único. Él era diferente al resto, no era igual. Me costaba sentir lo que sentía... Pero Mady, podía leer su mente. Era algo raro. Algo frustrante para mí, realmente frustrante. Sus ojos estaban llenos de curiosidad. Sin poder leer sus sentiminetos, podía leer sus ojos, sus suaves y tiernos ojos marrones.
- Eso es lo que me pregunto- dije- Donde ir.
Me miraba confuso... Como antes lleno de curiosidad. Lleno de preguntas sin responder. Sin darme cuenta, estaba oscureciendo. Era el minuto del crepúsculo, mi minuto peferido del día.
- Mi momento preferido- dijo sin mover su vista de mí.
- Igual el mio- aseguré.
-¿No estás cansada?- preguntó.
Segundo error. Quedarme parada tanto tiempo era algo anormal, algo inhumano.
- Si- le mentí.
-¿Por qué no te sientas?- me preguntó indicando un tronco en forma horizontal en el suelo.
- Eso iba a hacer- le mentí cuando caminé haci el tronco para sentarme con él.
¿Cuántos errores cometería en el día? Mi primer error fue en el aparcamiento del instituto cuando le dije que no cometiéra el mismo error de la protagonista de la saga de vampiros estrenada en Julio de este año. No sabía guardar un secreto tanto tiempo con la misma persona y... él tendría que enterarse de todo al final. Pero si se quedaba conmigo, no sabría él en que se estaría metiendo. Él no sabría que error habría cometido. Y tampoco sabría que estaría tan cerca de la muerte como lo estuve yo alguna vez en mi mortalidad antes de ser vampira. No debía permitir que él se acercara mas de lo que estaba a mi. Debía guardar el secreto para toda la eternidad, hasta que otro vampiro tocára mi puerta y me matára, cosa que desconósco porque la más fuerte de la familia era yó, aunque parecía la mas débil de todos. En fin, el no se debía enterar.
- Eres distinta al resto- me dijo. Tuve un momento de shock, no sabía que los vampiros la tuvieran alguna vez.
-¿De qué hablas?- le pregunte lo más humana posible.
- Eres mucho mas amistosa que el resto- aseguró.
Amistosa. Era ovbio. Tantos años aprendiendo de mis propios errores y lo menos que podía ser era una persona fría, sin sentimientos, alejada al resto, misteriosa y muy guardada en mi misma.
- Gracias- le dije, suspiré de alivio.
- Nunca había visto a alguien como tú- aseguró- físicamente.
Oh, oh.
-¿A no?
- No- dijo amistosamente- tu piel el pálida...
- No soy la única- le contradije.
- Fría...
- Calefacción.
- Tan segura de si misma...
- En eso no te equivocas- le dije.
- Y tus ojos...
- Es un color natural- le exliqué.
- Cámbian de color...
- Lentes de contacto- le dije.
-¿No que no usabas?- preguntó- April, no soy tonto.
- No digo que lo eres- aseguré.
- No- me siguió- pero... es extraño...
-¿Qué?
- Lo diferente que eres... casi no pareces humana- aseguró.
En un minuto creí que el lo sabría todo, pero me di cuenta de que no se había enterado de nada aún. Ví eso en sus ojos, e inventé algo, me púse a reír cuando no tenía risa, para hacerle creer que lo había encontrado todo como na broma de mal gusto.
-¿No parecer humana?- pregunté entre risas falsas.
- April- me dijo- Como te dije antes, mientes muy mal.
- No mentía- ops, tercer error en el día. Tendría que contar los errores que tuve, en la madrugada.
- Haci que... no mentías cuando decías que eras una vampira- me dijo.
- No- le dije.
¿Para qué ocultarlo todo si al final de todo modos se iba a enterar?
- Pruébalo- me pidió.
-¿Te mentiría con algo tan...?- no terminé la pregunta por no tener una palabra para describir lo que quería decir.
- Si eres realmente una vampira... pruébalo- me pidió otra vez- rómpe ese árbol- me dijo y apuntó el tronco en el que estaba sentado- lanzalo lejos- me pidió.
- Está bien- le dije- tendrás que salir de ahi si quieres que lo lanze lejos- le dije, y el se paró.
-¿Saber qué?- preguntó.
- Es exactamente eso, no puedes saber- le dije- no és solo un secreto, és... es mi vida- admití.
Él se volvío a acercar a mí, pero ahora caminaba lentamente hacia mí. Cuando me alcanzó, púso sus manos alrededor de mi cintúra, y me acercó a él. Nunca me había dado cuenta de su olor a casi sangre. Debía quitarmelo de encima, para quitar también su olor sangriento. Pero, algo me lo impedía.
- Jasper- le dije. Respiré ondo e ihnale su exquisito olor rojo. Mis ojos cambiaron bruscamente de color café dorado a un rójo intenso. Él se dió cuenta, y me soltó de sus brazos.
-¿Que tiénes en tus ojos?- preguntó-¿Úsas lentes de contacto rojos?
- No... son las luces... naturález las que cambian mi color de ojos- inventé.
-¿Luces naturalez?
-¿Nos has oído hablar de ellas?- pregunté.
- Ahora que lo dices... no, no he oído hablar de eso- admitió.
- Qué extraño- dije yó.
- Si que lo és- aseguró.
El olor se esfumó junto con la sed de sangre. No podía hacerle daño a él porque lo amaba. Ahora él era mi vida, mi ser... era mi alma si es que tenía una. Realmente lo amaba, lo amaba tanto que pensé que si estaría a mi lado le haría demasiado daño... Debía irme... Pero no a casa... Más dentro del bosque donde mingún humano pudiera encontrarme... Al corazón del bosque. Pero no podía dejarlo, no podía separarme de él. Quería estar con él para siempre, para toda la eternidad... para siempre.
- Jasper- le dije.
-¿Qué ocurre?- preguntó.
- Debo irme- le dije- Pero no a casa- aseguré.
- Y...¿dónde quieres ir?- preguntó a mi respuesta.
El era diferente, el era único. Él era diferente al resto, no era igual. Me costaba sentir lo que sentía... Pero Mady, podía leer su mente. Era algo raro. Algo frustrante para mí, realmente frustrante. Sus ojos estaban llenos de curiosidad. Sin poder leer sus sentiminetos, podía leer sus ojos, sus suaves y tiernos ojos marrones.
- Eso es lo que me pregunto- dije- Donde ir.
Me miraba confuso... Como antes lleno de curiosidad. Lleno de preguntas sin responder. Sin darme cuenta, estaba oscureciendo. Era el minuto del crepúsculo, mi minuto peferido del día.
- Mi momento preferido- dijo sin mover su vista de mí.
- Igual el mio- aseguré.
-¿No estás cansada?- preguntó.
Segundo error. Quedarme parada tanto tiempo era algo anormal, algo inhumano.
- Si- le mentí.
-¿Por qué no te sientas?- me preguntó indicando un tronco en forma horizontal en el suelo.
- Eso iba a hacer- le mentí cuando caminé haci el tronco para sentarme con él.
¿Cuántos errores cometería en el día? Mi primer error fue en el aparcamiento del instituto cuando le dije que no cometiéra el mismo error de la protagonista de la saga de vampiros estrenada en Julio de este año. No sabía guardar un secreto tanto tiempo con la misma persona y... él tendría que enterarse de todo al final. Pero si se quedaba conmigo, no sabría él en que se estaría metiendo. Él no sabría que error habría cometido. Y tampoco sabría que estaría tan cerca de la muerte como lo estuve yo alguna vez en mi mortalidad antes de ser vampira. No debía permitir que él se acercara mas de lo que estaba a mi. Debía guardar el secreto para toda la eternidad, hasta que otro vampiro tocára mi puerta y me matára, cosa que desconósco porque la más fuerte de la familia era yó, aunque parecía la mas débil de todos. En fin, el no se debía enterar.
- Eres distinta al resto- me dijo. Tuve un momento de shock, no sabía que los vampiros la tuvieran alguna vez.
-¿De qué hablas?- le pregunte lo más humana posible.
- Eres mucho mas amistosa que el resto- aseguró.
Amistosa. Era ovbio. Tantos años aprendiendo de mis propios errores y lo menos que podía ser era una persona fría, sin sentimientos, alejada al resto, misteriosa y muy guardada en mi misma.
- Gracias- le dije, suspiré de alivio.
- Nunca había visto a alguien como tú- aseguró- físicamente.
Oh, oh.
-¿A no?
- No- dijo amistosamente- tu piel el pálida...
- No soy la única- le contradije.
- Fría...
- Calefacción.
- Tan segura de si misma...
- En eso no te equivocas- le dije.
- Y tus ojos...
- Es un color natural- le exliqué.
- Cámbian de color...
- Lentes de contacto- le dije.
-¿No que no usabas?- preguntó- April, no soy tonto.
- No digo que lo eres- aseguré.
- No- me siguió- pero... es extraño...
-¿Qué?
- Lo diferente que eres... casi no pareces humana- aseguró.
En un minuto creí que el lo sabría todo, pero me di cuenta de que no se había enterado de nada aún. Ví eso en sus ojos, e inventé algo, me púse a reír cuando no tenía risa, para hacerle creer que lo había encontrado todo como na broma de mal gusto.
-¿No parecer humana?- pregunté entre risas falsas.
- April- me dijo- Como te dije antes, mientes muy mal.
- No mentía- ops, tercer error en el día. Tendría que contar los errores que tuve, en la madrugada.
- Haci que... no mentías cuando decías que eras una vampira- me dijo.
- No- le dije.
¿Para qué ocultarlo todo si al final de todo modos se iba a enterar?
- Pruébalo- me pidió.
-¿Te mentiría con algo tan...?- no terminé la pregunta por no tener una palabra para describir lo que quería decir.
- Si eres realmente una vampira... pruébalo- me pidió otra vez- rómpe ese árbol- me dijo y apuntó el tronco en el que estaba sentado- lanzalo lejos- me pidió.
- Está bien- le dije- tendrás que salir de ahi si quieres que lo lanze lejos- le dije, y el se paró.
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